Si alguna vez te has preguntado cómo es posible que un animal se vuelva más claro en invierno, se oscurezca al sol o incluso cambie de tono en cuestión de minutos, no estás solo. El cambio de color según el clima es uno de los fenómenos más fascinantes de la naturaleza y combina biología, física y evolución. En este artículo descubrirás qué ocurre realmente bajo la piel (o las escamas, o el pelaje) de estos animales, qué ventajas les da y conocerás ejemplos sorprendentes de distintas partes del mundo.
Qué significa que un animal cambie de color según el clima
Cuando hablamos de animales que cambian de color según el clima, nos referimos a especies cuya coloración se modifica en respuesta a factores ambientales como:
- Temperatura: frío o calor extremos.
- Luz: intensidad de la radiación solar, duración del día.
- Humedad: ambientes secos o húmedos.
- Presencia de nieve o cambios estacionales: invierno versus verano.
Este cambio puede ser:
- Rápido (minutos u horas), como en algunos reptiles y anfibios.
- Lento (días, semanas o estaciones), como en mamíferos y aves que mudan el pelaje o plumaje.
Lo clave es que la coloración no es fija: el cuerpo del animal responde al entorno y ajusta su apariencia como una herramienta para sobrevivir.
Mecanismos biológicos que permiten el cambio de color
Para entender por qué algunos animales cambian de color según el clima, primero hay que ver cómo se produce el color en su piel, escamas, plumas o pelaje. En general, intervienen dos grandes mecanismos: la coloración pigmentaria y la coloración estructural.
Coloración pigmentaria: melanina y otros pigmentos
La mayoría de los cambios de color relacionados con el clima tienen su base en la melanina, el pigmento que también oscurece nuestra piel y cabello. En animales, la melanina se produce en células especializadas y se almacena en estructuras llamadas melanosomas.
Entre los pigmentos más importantes están:
- Eumelanina: produce tonos negros y marrones.
- Feomelanina: produce tonos rojizos y amarillentos.
- Carotenoides: dan colores amarillos, naranjas y rojos (más relevante en aves y peces).
La cantidad, distribución y tipo de pigmento puede cambiar con las estaciones o la temperatura. Por ejemplo, en mamíferos que mudan el pelaje, el nuevo pelo invernal suele tener menos melanina, lo que da colores más claros y mejor camuflaje en la nieve.
Coloración estructural: cómo la luz da color
En algunos animales, el color no se debe solo a pigmentos, sino a la microestructura de la piel, las escamas o las plumas. Estas estructuras reflejan y dispersan la luz de formas específicas, generando azules, verdes metálicos o brillos iridiscentes.
En reptiles como ciertas lagartijas y en peces tropicales, la variación climática puede alterar mínimamente la disposición de estas estructuras (especialmente de células reflectantes) y cambiar cómo se refleja la luz, modificando el tono visible.
Cromatóforos: las “celdas de color” que se mueven
El cambio rápido de color, como el de algunas ranas o reptiles, se basa en células especiales llamadas cromatóforos. Hay distintos tipos:
- Melanóforos: contienen melanina (negro/marrón).
- Xantóforos: pigmentos amarillos.
- Eritróforos: pigmentos rojos.
- Iridóforos: placas reflectantes que dan brillo y tonos azulados o plateados.
Estos cromatóforos pueden expandirse o contraerse en respuesta a señales nerviosas y hormonales. Cuando se expanden, el color se vuelve más intenso; cuando se contraen, el color se atenúa. El clima (temperatura y luz) influye en estas señales internas, desencadenando un cambio visible de color.
Cómo detecta el cuerpo los cambios climáticos
Para cambiar de color de manera adaptativa, el animal requiere un “sistema de detección” del ambiente y un sistema de respuesta.
Rol del sistema nervioso y los ojos
Muchos reptiles y anfibios detectan cambios de luz y temperatura a través de:
- Los ojos, que perciben la intensidad de la luz y la duración del día.
- Receptores sensibles al calor en la piel, que informan sobre el frío o el calor.
- Estructuras cerebrales que integran esta información y envían señales a la piel.
En algunos casos, la piel misma puede tener fotorreceptores básicos que reaccionan a la luz, desencadenando respuestas locales en cromatóforos.
Papel de las hormonas
Las hormonas son clave en los cambios de color estacionales. Algunas de las más relevantes son:
- Melatonina: se produce durante la noche; su concentración varía con la duración del día y puede influir en el momento de la muda.
- Hormonas tiroideas: regulan el metabolismo y están involucradas en la muda de pelaje o plumaje, y en la síntesis de pigmentos.
- MSH (hormona estimulante de melanocitos): en algunos vertebrados, controla la dispersión de melanina en los cromatóforos.
Cuando cambian la temperatura y la luz a lo largo del año, el sistema endocrino se reajusta y el resultado puede ser un cambio generalizado de color.
Razones adaptativas: por qué les conviene cambiar de color
El cambio de color según el clima no es un simple “truco” visual: responde a presiones evolutivas muy concretas. Las principales ventajas adaptativas son:
Camuflaje según la estación
Muchos animales que viven en zonas con inviernos nevados muestran coloración estacional. Esta es quizá la función más conocida:
- En invierno, un pelaje o plumaje más blanco se confunde mejor con la nieve.
- En verano, una coloración más oscura o moteada se integra con rocas, tierra y vegetación.
Este camuflaje reduce el riesgo de ser vistos por depredadores o presas, mejorando la supervivencia.
Regulación de la temperatura corporal
El color del cuerpo también influye en cómo se absorbe o refleja la radiación solar:
- Colores oscuros absorben más calor, algo útil en climas fríos o en las primeras horas del día.
- Colores claros reflejan más luz y ayudan a evitar el sobrecalentamiento en climas cálidos.
Algunos reptiles y anfibios cambian de tono con la temperatura ambiental: se oscurecen para calentarse y aclaran su piel para disipar calor, sin tener que gastar tanta energía en otros mecanismos de termorregulación.
Protección frente a la radiación UV
En regiones o épocas del año con alta radiación ultravioleta, un aumento de melanina en la piel (más color oscuro) puede proteger los tejidos de daños celulares, similar a cómo nuestro bronceado protege parcialmente la piel después de la exposición al sol.
Ejemplos sorprendentes de animales que cambian de color con el clima
Aunque solemos pensar primero en camaleones, hay muchos otros animales que modifican su coloración en función del clima o de las estaciones.
La liebre ártica y el zorro ártico: maestros del camuflaje estacional
En las regiones polares, la liebre ártica y el zorro ártico presentan un caso clásico de cambio de color según la estación:
- En invierno: su pelaje es casi completamente blanco, ideal para confundirse con la nieve extensa.
- En verano: el pelaje se vuelve marrón, gris o moteado, mimetizándose con la tundra rocosa y la vegetación baja.
Este cambio no es instantáneo, sino que se produce mediante la muda de pelaje, regulada por variaciones en la duración del día y cambios hormonales. La temperatura y la presencia de nieve también influyen indirectamente al modificar el entorno visual.
La perdiz nival y otros pájaros de montaña
La perdiz nival (Lagopus muta) es un ave de alta montaña que también cambia de color a lo largo del año:
- En invierno, su plumaje es blanco para camuflarse en la nieve.
- En verano, desarrolla tonos marrones y grises con moteados que la ocultan entre piedras y matorrales.
Este cambio estacional es crucial para evitar depredadores a cielo abierto, donde hay pocos refugios físicos.
Ranas y sapos que se oscurecen con la temperatura
Algunas ranas y sapos pueden oscurecer su piel en ambientes fríos para absorber más calor solar. En climas calurosos, aclaran su color para reflejar más luz y reducir el calentamiento. Este ajuste puede ocurrir en cuestión de horas o días, gracias a la redistribución de pigmentos en sus cromatóforos.
La intensidad del color también puede estar influida por la humedad: en ambientes muy secos, ciertos anfibios adoptan tonalidades más pálidas que reducen la absorción de calor y la pérdida de agua.
Lagartijas que “toman el sol” cambiando de tono
Muchas lagartijas y otros reptiles pequeños varían de color a lo largo del día. Por la mañana, cuando el clima es más frío, adoptan un tono más oscuro para calentarse rápidamente al sol. Una vez alcanzada la temperatura óptima, pueden volverse más claras.
Este cambio, que puede parecer sutil al ojo humano, tiene un gran impacto en su equilibrio térmico y en su capacidad para moverse y cazar.
Peces y su capacidad de responder al entorno luminoso
Algunos peces de aguas costeras o someras ajustan su coloración en función de la claridad del agua, la presencia de nubes o la profundidad a la que se encuentran.
En aguas más profundas o con menos luz, incrementan la visibilidad de ciertos patrones para comunicarse con sus congéneres; en aguas muy iluminadas, pueden reforzar colores que ofrezcan un mejor camuflaje entre corales o algas. Aunque en estos casos el “clima” se manifiesta como cambios de luz y turbidez más que como temperatura, los mecanismos biológicos son similares.
La evolución de la coloración estacional: selección natural y clima
Los animales que cambian de color según el clima no nacieron “programados” de la nada. Esta capacidad es el resultado de millones de años de selección natural en entornos cambiantes.
En regiones donde el contraste entre estaciones es muy marcado (por ejemplo, veranos oscuros y secos e inviernos blancos y fríos), los individuos que accidentalmente tenían variaciones de color más favorables para cada estación:
- Sobrevivían más tiempo.
- Eran menos detectados por depredadores.
- Lograban cazar con mayor éxito.
- Dejaban más descendencia con tendencias similares.
Con el tiempo, se fijaron ciclos de muda y respuestas fisiológicas ligadas a la duración del día y la temperatura, dando lugar a especies con cambios de color perfectamente sincronizados con el clima.
Impacto del cambio climático en los animales que cambian de color
El cambio climático global está alterando la duración de las estaciones, la cobertura de nieve y los patrones de temperatura. Esto genera desajustes entre el momento en que los animales cambian de color y las condiciones reales del entorno.
Por ejemplo:
- En algunas regiones, la nieve llega más tarde o se derrite antes, pero las especies siguen cambiando a pelaje blanco basándose en la duración del día.
- Esto provoca que animales blancos destaquen sobre un fondo oscuro sin nieve, volviéndose más visibles para sus depredadores.
Si estos desajustes se vuelven muy frecuentes y no hay suficiente diversidad genética para adaptarse rápidamente, las poblaciones pueden reducirse. Por eso, estudiar cómo los animales cambian de color según el clima también ayuda a entender cómo les afectará el cambio climático en las próximas décadas.
Cómo observar el cambio de color en la naturaleza de forma responsable
Si te interesa ver de primera mano estos cambios de color, puedes hacerlo de manera responsable:
- Infórmate sobre la especie y su ciclo anual antes de salir a observar.
- Mantén distancia y no persigas ni manipules a los animales para evitar estrés.
- Usa prismáticos o teleobjetivos para ver detalles sin interferir.
- Registra fechas y lugares: tus observaciones pueden ser útiles para proyectos de ciencia ciudadana.
Observar cómo el pelaje, las plumas o la piel cambian con las estaciones ofrece una ventana directa al impacto del clima en la vida salvaje y a las estrategias que las especies han desarrollado para sobrevivir.